martes, 8 de mayo de 2012

Aquella mañana desperté, pensando en que tenías que ser tu y no otro. Esa fue la mañana en que pensé que iba a romper las normas y me iba a lanzar. Pero no , no pude. Querer a una persona es darle cuanto puedes, solo para verla reír. Nunca estuve segura de mi misma, siempre fui aquella niña, que no se atrevió a decirte que te amo , y no poco. Aquella niña inocente que te mandaba cartitas anónimas , solo para que pudieses pensar en mi. Pero no, un día le di la vuelta a todo. Te agarré de las manos y te dije que te quería como a nadie, que eras tu y no otro. Me lancé. Tu no parecías indeciso. Hasta aquel momento, no nos atrevimos a decirnos todo lo que pensábamos. Prometo, hacerte feliz todos lo días de mi vida. A cambio, yo no te pido nada, solo que estés conmigo.

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